Los impulsores de Seneball tienen experiencia en el mundo del tenis y la cooperación y conforman un equipo multidisciplinar muy motivado para llevar a cabo este proyecto.
Raduan El Chouaibi estuvo coordinando el proyecto de la Fundación Rafa Nadal y la Fundación Rafa Nadal en la India (Anantapur) durante un año y medio. Tras vivir de cerca lo que suponía para niños de castas bajas, sin posibilidades ni de comprarse unas zapatillas de deporte, el hecho de poder ir cada día a practicar deporte y a aprender inglés e informática, lo vio claro: quería estar de forma muy activa en Seneball. “No tiene precio ver la cara de felicidad de esos niños. Para ellos supone tener más opciones de salir de su pobreza y de crecer con salud. Sin duda es una oportunidad y esto queremos replicarlo en Senegal”, afirma Radu que recuerda con mucho cariño su estancia en la India.
Durante este periodo de tiempo, Radu tuvo una visita muy especial: la de su gran amigo Isaías Rguez que estuvo en Anantapur dos semanas compartiendo horas de pista y de aula con él y con los niños del proyecto y que volvió como “si estuviera en una nube”. El deporte como herramienta de igualdad y de logro de oportunidades es un asunto que ha estado muy presente en la vida de Isaías en los últimos años ya que es el entrenador nacional del equipo femenino español de discapacitados auditivos. Una de sus pupilas, Bea Villamandos, es una de las grandes figuras del deporte para discapacitados en nuestro país. “Seneball es un reto muy ilusionante y vamos a echarle muchas horas y más pasión para que esto salga adelante”, explica este licenciado en INEF que lleva toda su vida vinculada al tenis.
Anteriormente a ellos, David Paniagua estuvo 1 año como cooperante en este proyecto y también volvió de tierras indias con la idea de seguir con algún proyecto similar. “Educación y deporte son sinergia pura a través de la cual se pueden conseguir muchos beneficios para los más pequeños”, afirma este chicharrero que el pasado año estuvo en Senegal para ver las posibilidades, en el terreno, de empezar con Seneball. La principal dificultad, según él, es encontrar una organización asentada en el país de confianza que pueda colaborar en la burocracia y en la construcción de la pista y el aula.
Alberto Díaz, profesor nacional de tenis, también conoce Senegal de una manera solidaria: hace unos años visitó el país con una ONG, Campamentos Solidarios, para llevar material deportivo y para aportar su granito de arena en el desarrollo de las zonas más desfavorecidas. Llevaba tiempo buscando una oportunidad para enlazar el tenis y una causa benéfica de ahí que cuando oyó hablar de Seneball no se lo pensó dos veces y se metió en el equipo de trabajo. “Estoy seguro de que va a ser un gran proyecto y que vamos a poder ayudar a muchos niños senegaleses para que puedan aprender y disfrutar con la educación y el deporte”, afirma Alberto.
Pero si para alguien es especial este proyecto, es sin duda, para Mamadou Diallo, senegalés que en 2007, cuando contaba con 14 años, emigró a las Islas Canarias con la idea de llegar a ser un tenista profesional. El intento fue fallido pero, enamorado de las Afortunadas, Mamadou decidió quedarse y empezar una carrera como monitor de tenis. Tras 7 años sin volver a casa, en diciembre de 2014 viajó a Dakar a ver a su familia (2 hermanos y 2 hermanas) y a jugar al tenis con sus amigos en las pistas de la Universidad de Dakar, reviviendo momentos mágicos de su infancia. Si todo marcha bien, él será el vínculo físico entre España y Senegal visitando el proyecto anualmente.
Pero no solo de tenista está compuesto el equipo que lleva las riendas. Catalina García (Cata) es una arquitecta enamorada de Senegal tras su participación en un proyecto de cooperaion con Arquitectos sin Fronteras durante el verano de 2014. Aunque fue corta su visita, la recuerda con mucha intensidad y, a pesar de que el mundo del tenis le es totalmente ajeno, desde el momento que le explicaron de qué iba Seneball, se puso manos a la obra. Cata se centra en la presencia gráfica del proyecto y en aspectos técnicos relacionados con la construcción de la pista y el aula.
Martín Rocca, que lleva varios años dirigiendo TennisAid, en donde tenis y cooperación van de la mano. Tras varios viajes a África para fomentar el tenis entre los niños más desfavorecidos, no dudó ni un segundo en meterse en Seneball
Alejandro Quintana Martín, conoce Seneball en el verano 2016. Después de tres años en Estados Unidos como tenista semiprofesional, donde vivió en primera persona la importancia de la unión entre educación y deporte, ve en Seneball un proyecto necesario y de éxito. Ahora trabaja como abogado y se ocupa de la gestión jurídica y organizativa de Seneball. En octubre 2016 realiza el primer viaje como representante de Seneball al pueblo de Joal Fadiouth.
M.Clarissa Pierobon, se une a Seneball tras la vuelta a Canarias después de terminar la carrera en Ciencias Políticas y trabajar en diferentes experiencias de cooperación internacional en Asia y Estados Unidos. Colabora en la gestión de los eventos de Seneball y viaja junto con Alejandro a Senegal, para realizar la primera toma de contacto con la escuela beneficiaria del proyecto y las ONG colaboradoras.